martes, 29 de diciembre de 2009

Año viejo y Año nuevo

Leo a Mafalda y me siento tan identificada con toda ella. Siempre admiré esta forma de decir las cosas que le imprimen a este personaje con tanto carácter que atrapa. Ella es genial, su creador es genial, simplemente me encanta.
Ya estamos sacando pañuelos en alto para despedir este año que se va. Algunos querrán que ya se vaya pronto, y es ¡¡¡increible como ha pasado de rápido!!! Otros sentirán nostalgia por los momentos vividos que fueron tan buenos, que no querrán desprenderse de ellos. Todo avanza, es parte de la vida, el ir caminando aunque sintamos que estamos detenidos; el tiempo, los días, los años van pasando, aunque no queramos, aunque cerremos los ojos deseando que nada continúe, o por el contrario, queremos abrir lo ojos y que todo ya haya pasado.
Siempre queremos que el año siguiente sea mejor, siempre estamos con la esperanza de mejorar, cambiar, hacer, renovar, replantear, etc. ya saben todo el discurso que viene en deseos. Y por qué no cambiar o desear que las cosas mejoren año a año ¿cierto? Pero, también me queda (al menos a mí) la sensación de que las cosas no cambian mucho, a veces nada, y pasamos el año y llegamos a su final, nuevamente con los mismo anhelos con los que lo comenzamos, aunque pocas cosas fueron mejores o mayores a las que se desearon. Parece que lo que importa, sin importar los resultados, es tener esperanza. La esperanza es la que nos da impulsos para seguir el ritmo de la vida misma con sus tiempos y destiempos.
Miramos el calendario de estos días y vemos como este año se va, un año en que tuvimos 365 días para vivir intensamente, se nos presenta otro con la misma cantidad de días para seguir viviendo, otro tiempo más de intensidad. La pregunta que me queda es ¿Viviré con intensidad y pasión este nuevo año que se me permite, o llegaré a la final, sintiendo que se fue sin que pudiera disfrutar ni la mitad de sus días?
Me quedo junto a Mafalda, diciéndole al nuevo año, que a
"Vos te va a ir mejor"!!!!
Es también mi deseo para ustedes y es lo que yo deseo en igual medida para mí.
QUE NOS VAYA MEJOR, AL MENOS INTENTEMOS CON TODA LA ESPERANZA POSIBLE, VIVIR CADA DÍA REGALADO CON LA MAYOR INTENSIDAD.
FELIZ 2010!!!

Anouna

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad!!!

Isaías 9:6
"Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz"
"For a child will be born to us, a son will be given to us; And the government will rest on His shoulders; And His name will be called Wonderful Counselor, Mighty God, Eternal Father, Prince of Peace"

Muy feliz Navidad,!!!

Que tengas una noche buena en compañía de tus seres más cercanos, y un día de Navidad en la tranquilidad y la alegría que mereces tú y los tuyos.

Paz, mucho Amor, que todo lo bueno, lo bello y lo amable, sean lo que te acompañe siempre.

Abrazos, Anouna

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Baile

Hoy, iré a cenar y habrá también baile. Siempre las salidas así me producen contradicciones, quiero ir y luego ya no. Me encanta bailar, siempre ando tratando de armar algún paso, pongo diferente música y salgo por el pasillo, es una forma de sentir que interpreto la música y mis sentidos están atentos. A veces hago el intento con alguien de la casa para ver si me acompaña, pocos se atreven, será porque lo hago muy mal??? No creo, pero reconozco que con el tiempo y los años una se va poniendo un poquito más tiesa. (apenas un detalle)

Hace tiempo que no bailo, es cierto, creo que ya es hora de sentir que sigo viva con todos mis sentidos, y no hay nada mejor que un baile, y la música adentrándose con cada movimiento. Me doy cuenta ahora que lo pienso, que me he sentido apagada por unos días, quizá semanas, y necesito que la luz interior brille por mis ojos, hoy será un buen día para encender esa ampolleta que se quedó dormida sin dar su luz.

Soy muy tímida, lo reconozco, y prefiero bailar en casa que en un salón, me pongo torpe y no sé con qué paso comenzar a mover el cuerpo, ahí me quedo unos instantes, al final, cierro los ojos unos momentos, y dejo que la música me hable, con ojos cerrados mis pies ven mejor, y mi alma comienza a tararear la melodía. Luego, no habrá quien me pare ni me saque de esa pista de baile!!!

Llevaré dos pares de zapatos, los puntiagudos con taco, para dar la nota que corresponde a la ocasión, y para el baile de toda la noche, unos zapatos de esos que sé, no dolerán los pies, y que les gusta bailar y bailar.

Lo emocionante es que tomarás mi mano, mi cintura, me atraerás hacia ti, nos miraremos en cada vuelta. Se desprenderán los aromas de nuestros perfumes al pasar el viento entre nosotros. Espero que toquen esa canción que nos gusta porque hace que nos apeguemos aún más, Aunque cada vez tocan menos lentos en esos lugares. Si no, en casa seguimos bailando.

Hoy, será una noche espectacular, hoy la música y tú me harán vibrar; Hoy mi luz brillará más que otros días. Se que hoy será… especial.

Me encanta bailar.

¿Y a ti?

viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Qué tendrías en la caja fuerte?

Mientras escribía sobre la historia de ciruelas y abrazos, y nombré mi “ciruela tesoro” Recordé una historia que leí y que me dejó una sensación agradable junto a la reflexión de ¿qué es lo más importante que, guardamos, atesoramos, o tenemos?

Murió el padre de una familia, de muy buena situación económica, aunque de vida bastante austera. Pasado el tiempo, entre funeral, trámites, y todo lo que en ese momento se vive, es que comenzaron los hijos a revisar las pertenencias del padre en la oficina que tenía en casa. Había muchos papeles, libros, cuentas, cartas, etcétera. Llegó el momento de ver qué es lo que había realmente en la caja fuerte que él mantenía resguardada en su despacho. Los hijos no tenían idea, aún así, algunos pensaron en quizá, valores en dineros, joyas, acciones, en fin. Existió cierto grado de ansiedad y a la vez un respeto por entrar en los depósitos del padre.

Al abrir la caja fuerte, la impresión que todos los presentes se llevaron, fue mucho mayor a la que podrían haber imaginado toda su vida. Dentro de esa negra caja, con varios números y claves, donde estaban los mayores valores de la familia y para la familia, que el padre había resguardado. Se encontraban, los primeros dientes de leche de cada hijo, junto a sus pulseritas de hospital cuando nacieron; Cada ombligo suelto de cada niño de la casa, estaba delicadamente envuelto, con nombre y fecha. Dibujos que fueron realizados por las infantiles manitos para el día del padre; fotografías, zapatitos, cartas y tarjetas, todo cuanto había ahí, eran los recuerdos de la familia, en especial de los hijos.

Cuando fueron sacando cada pertenencia, las lágrimas cayeron en los que estaban ahí presentes; La madre, y los hijos ya adultos. Todo lo que veían y revisaban, era lo que el padre había considerado lo de más valor; las reliquias que él estimó en guardar bajo clave secreta. No había una sola joya, ni acciones, ni dineros. Eso no era lo que él había considerado como algo digno de guardar y retener.

Me identifico plenamente con el pensamiento de este padre, en que los reales valores, son aquellos que nos han ido dejando las personas que son importantes para nosotros; Nuestros abuelos, padres, cónyuge, hijos, amistades. Y no son las cosas materiales, sino el recuerdo que tiene implícito lo que le da el valor a algo.

Guardamos en mi casa también; dientes, dibujos, brazalete de hospital (cuando nacieron mis hijos), fotografías, las hormas de madera con que mi abuelo le hacía zapatos a mi abuela; La placa de la puerta de casa, con el nombre de mi suegro que ya no está; cartas de un tío de 91 años, que me sigue llamando por teléfono para saludarme y darme consejos. Un cuento realizado por mi hija, cuando tenía unos 6 ó 7 años, los primeros dibujos de mi hijo, haciendo sus propios super héroes. En fin, los valores familiares que si tuviéramos una caja fuerte, estarían de seguro, como los tesoros dignos de resguardar en ella.

Anouna

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Y de dónde salió ese…valor!!!

Los que me conocen saben como rehuyo a las enfermedades, enfermos, accidentes, accidentados, a socorrer a la gente en determinadas situaciones. ¿Por qué?, por mi alta sensibilidad, no es indiferencia, puedo asegurarlo, pero me he dado cuenta que cuando alguien está enfermo yo corro en dirección opuesta. Porque siento los síntomas, porque se me adentra el dolor o los dolores, me mareo, me agobio, pongo los ojos grandes o bien chinitos, y me falta el aire. Ya quisiera ser diferente, y creo saber de dónde viene esta forma de ser, pero eso da para otra historia.

El asunto es que soy una cobarde cuando de dolores, sangre, carnes abiertas, heridas cortantes, etece, etece!!! Se trata; No tengo el valor para enfrentar esas situaciones, me falta la valentía, para afrontar lo que se convertirá para mí, en mas menos una semana aquejada de males y pasando rollos mentales, en las noches con insomnio. No como mi hermana, que dónde ve una herida o enfermo ella quiere estar, no lo comprendo y ella no me comprende a mí, la cuestión es que somos diferentes pero no menos importantes. A mí me gusta escuchar a la gente, y poder apreciar las heridas del alma, lo que el corazón aqueja, y no las de la piel sangrante. Eso es claro.

Volvíamos de un día de playa, en auto por la autopista que da entre la Costa y Santiago (capital). Y de pronto vimos delante de nosotros, como un pequeño auto iba siendo conducido de manera poco hábil. Un inmenso camión, venía por nuestra derecha, y de pronto, siento que alguien del auto nuestro dice, Van a chocar!!! Y el ruido grande. Tuvimos la suerte de no estar en medio de ese caos, pues pudimos ser tocados por cualquiera de los dos vehículos.

La primera reacción fue, tenemos que parar!!! Y ver si la gente está bien, aunque había temor porque el impacto se había sentido grande. Todos, es decir las tres personas que iban en el auto, dijeron Si! Excepto yo la número cuatro, que dije Nooooo!!! Sigamos, NO pares!!! (Ya el miedo me consumía, no podía imaginar la escena). El auto siguió avanzando dada mi negación a bajarnos, pero luego retrocedió, paró y todos bajaron, menos la cobarde que se quedó dentro del auto (yo). Todo lo que hice fue orar, dar una plegaria porque todo estuviera bien, o menos mal.

Pasaron varios minutos antes que decidiera bajar y ver. Iba con las manos sudorosas, y el corazón todo apretujado; mientras mas me acercaba al lugar, sentía más alto mis latidos, pensé que caería ahí mismo abatida, por el solo hecho de que me temblaban mucho las piernas.
Hasta que pude ver a una mujer joven tendida en el piso, estaba medio inconciente, sus ojos lloraban solos y cerrados, y sollozaba bajito, se lamentaba, tenía frío, estaba ahí con golpes. El novio de ella, estaba ensangrentado con un golpe en la cabeza; no se sentó, caminaba de un lado a otro desorientado, iba y venía como no sabiendo qué hacer, estaba en shock, ambos estaban en shock, yo también.

No supe cómo, de pronto me vi tomada de la mano de la mujer, acariciando su pelo, hablándole bajito que todo saldría bien. Le sequé las lágrimas, pasé mis manos por su cara, quise arroparla. Luego sin saber cómo tampoco, le puse mi cortaviento a su novio que andaba solamente en polera, no me importó si la dejaba con sangre, no me importo nada la verdad. Terminé junto a otros más, dando ánimo, dando tranquilidad, y revisando junto a carabineros el auto por las pertenencias que los jóvenes nos habían dicho que traían. Faltó que me metiera a la ambulancia con ellos, y pasara la noche pendiente de cómo iban evolucionando.

Cuando se fueron las ambulancias, y nos subimos al auto para retomar camino, todos estábamos impactados por lo que habíamos presenciado y vivido. Pudimos haber sido nosotros. Una de las cosas que se dijeron y que hizo soltar la risa entre tanta preocupación y nervio, fue el comentario, ¿Y qué hacías tú ahí??? ¿Cómo es que estabas sentada en el suelo con la mujer herida???
¿Eras tú???!!!!!

Si, yo tampoco sé cómo llegué ahí, no quiero repetir la experiencia, pero si se da un día, quiero tener el valor que esa noche tuve, sin ser yo, siendo.

Anouna

martes, 8 de diciembre de 2009

Ciruelas y Abrazos


He estado con un libro en mano estos días, un libro que he leído ya unas tres veces, es de un escritor periodista, llamado Philips Yancey, el libro se llama “Sobreviviente” A pesar de todo mi fe sobrevive. En el libro va hablando de varios personajes distintos entre sí; en época, situación y oficios, pero, con un mensaje en conjunto. Vivir o morir, pero habiendo tratado de encontrar el sentido vital de las cosas.

Henri Nouven, holandés, fue un sacerdote y profesor universitario, tuvo gran afinidad hacia los cuadros de sus compatriotas, Rembrant y Van Gogh. De Rembrarnt en especial su cuadro “El regreso del hijo pródigo” El que más tarde en una visita a Rusia, tuvo la oportunidad de ver el original, que estaba en el museo Hermitage de San Peterburgo. En dos ocasiones entró y se sentó frente a la obra en gran tamaño para observar sus detalles, y reflexionar ante aquella pintura, con un tema que daba vueltas en su cabeza y corazón. Muchas veces se sintió identificado con el hijo mayor de la historia, obediente, responsable, más no deseaba otra cosa que ocupar el lugar del harapiento hijo arrodillado delante del padre, sentirse bañado por la luz dorada, sentir el tierno peso de las manos del padre sobre sus hombros. No deseaba otra cosa que regresar a casa, estuviera donde estuviera.

Se fue un tiempo a Sudamérica, en un momento que se sentía estresado, al borde de un colapso emocional, con una cantidad de trabajos por hacer, con conferencias, libros, y una apretada agenda para cumplir. Ahogando incluso su propia vida espiritual.

En su permanencia en la villa miseria al norte de Lima, Perú, sintió en esta gente de muy pocos recursos, un gran amor expresado, y fue a través de los niños que se arremolinaban a su alrededor riendo, dando volteretas, jugando con el extraño sacerdote que hablaba su idioma como un niño. Más tarde diría que los niños, precisamente, le devolvieron la vida.
Nouven escribió: “Qué poco sabemos acerca del poder del contacto físico” Acababa de visitar un orfanato donde los niños, hambrientos de afecto, se peleaban por el privilegio de tocarlo. “Estos niños solo querían una cosa: que los tocaran, los abrazaran y los acariciaran. Es probable que la mayoría de los adultos tenga las mismas necesidades, pero ya no tienen la inocencia ni la naturalidad para expresarlas. Algunas veces veo la humanidad como un mar de gente hambrienta de afecto, de ternura, de cuidado, de amor, de aceptación, de perdón y de amabilidad. Todos parecen gritar:
“Por favor, ámenme”

Hace unos días atrás, mientras visitaba el colegio de mis hijos, se me acercó una niñita de ojos grandes, negros, preciosos. Se paró frente a mí y me tocó el brazo para llamar aún más mi atención. La miré sonriendo, pero con curiosidad, y ella tendió su mano y me entregó una ciruela, pequeña, dura, y medio maltratada. La tomé y le dije un gran Gracias, luego ella se alejo. Estuve todo el tiempo restante buscándola con mi mirada, mientras sostenía lo que para mí se había constituido en un tesoro de grandes proporciones; no era la ciruela en sí, era el gesto de ella, que sin conocerme quiso darme algo, solamente por darlo. Me pregunté todo el rato, por qué no la abracé, por qué no le di un gran beso, tal como todo mi ser pidió hacer y me contuve. Reconozco que las palabras de Nouven son ciertas, cuando llegamos a la adultez somos menos espontáneos y nos cuestionamos demasiado el dar y recibir afectos. Hasta hoy me arrepiento de no haber demostrado todo lo que ella me hizo sentir en felicidad con su gesto dulce. Tengo aún guardada mi “ciruela tesoro”, y le he contado a quien he podido de este hecho. Tengo su mirada en mí, y su mano tendida.

Tengo mi corazón apretado aún, por no haber completado la escena con un abrazo. Me queda la sensación de deuda, espero un día volver a verla, si no es así, creo que no dejaré que se me escape otra oportunidad para dar un abrazo a quien lo necesite, y dejarme abrazar, porque yo también, lo necesito.

Anouna

sábado, 5 de diciembre de 2009

Que le corten la cabeza!!! La ira


La ira es una emoción totalmente normal y generalmente sana. Pero cuando está fuera de control y se vuelve destructiva, puede conducir a diversos problemas, como problemas en el trabajo, en las relaciones personales, y en la calidad general de la vida de una persona. Y puede dar la sensación de que se está a la merced de una emoción imprevisible y poderosa.

No soy una persona a la cual este sentimiento (Ira) le surga a menudo, más bien, no me surge nada. Tiendo a la paz, tiendo a mejor bajar revoluciones en el enojo, en el malestar que te eleva la pasión al punto de casi hacerte reventar la vena. No, la verdad trato de mantener distancia a ello, aunque tenga que alejarme, aunque tenga que aislarme, prefiero eso a que estallar en ira, en un momento determinado.

Y he tenido situaciones de ira, no estoy ajena tampoco a ello, me ha pasado cuando he sentido un dolor agudo por alguna injusticia, me han dado ganas igual que a la iracunda reina de las cartas en el País de Alicia, y cortar la cabeza de esa persona queeeee...pero no, mejor me doy muchas vueltas en un viaje hacia la reflexión y tratando de volver a mi estado de serenidad. Cuando veo lo que la ira produce comenzando por una leve irritación hasta llegar a la furia, es que mejor entonces doy un paso atrás. La ira es un sentimiento que nos ayuda para sobrevivir, es un estado que nos pone en alerta ante la amenazas, y poder actuar ante ello. Claro que es conveniente encausar el sentimiento de manera acertiva, que no dañe, que no propague el fuego, sino más bien expresarlo de un modo que se supere y no siga enconado dentro del alma.

No fui una niña de pataletas ni gritos, nunca creo fui de las que mordía manos para que me soltaran y dejaran correr libre, no dí patadas cuando alguien me caía mal, o me molestaba. Parece que nací con una tendencia a suprimir ese estado de furor sin contensión, quizá la naturaleza a sido sabia en darme esa forma de ser, es probable que si suelto mi ira sin control, deje el mundo totalmente cortado por la mitad y sin cabeza. Me alegra poder ser así, una no siempre está conforme con todo lo de una, pero en este tema, siento un alivio.

¿Cómo llevas tú ese sentimiento? Si, me encantará saber lo que tú piensas y sientas. Te animas?


Anouna

viernes, 4 de diciembre de 2009

Lo simple


Me detuve un instante para escuchar un sonido que no sabía exactamente de dónde venía. A ratos era intenso, luego bajito, bajito, como un susurro de primavera entre las flores silvestres más pequeñas. Cerré mis ojos para tener una dirección más exacta desde el lugar donde proviniera tal sonidito envolvente. Debo decir que sentarme en el sillón de fibra, a la hora que ya las estrellan comienzan a asomar sus brillantes ojitos, y el sol con su pañuelo de luces en alto, comienza a decir hasta mañana, mientras yo le brindo con mi mano un beso de despedida, es el momento más grato, de todo el día. Tengo música de fondo, no, esta vez no es Jazz, no está Diana Krall cantándome al oído, como me gusta que lo haga, ella es tan divina con su voz, y sus manos hacen magia en un piano que recita poemas musicales. Al menos es lo que me imagino, cuando la escucho. Pero ahora no, la música que siento es ese sonido que, aún no sé, si viene desde una casa vecina,o desde alguna de las habitaciones de mis hijos. No, la verdad es que música, música no es, es más bien un tamborcito lejano, que de pronto llega y se va alejando.


Estuve leyendo un libro por la tarde, que hablaba de disfrutar las simples cosas que la vida nos da, y me quedé con la sensación de que mi vida tiene mucho de esas diminutas cositas que hacen los momentos más gratos. Miro mis gatos, que casi voy pensando que son una extensión de mi sombra, donde estoy, ellos están a mi lado. Veo esas flores que sin haberlas plantado, salieron en ese rincón de mi patio, son como pequeñas margaritas rodeadas de tréboles, por más que he buscado no he encontrado uno de cuatro hojas, ¿los habrá? Nunca he visto uno. Que decir de ese beso que recibí esta mañana despertándome, suave y sereno en mis labios; O lo dulce que es cuando uno de mis hijos me sonríe, ufffff ni pisar la luna debe ser tan gratificante como para compararla, nada se puede comparar a la sonrisa de uno de los hijos. Nada!


Sigue el sonido, está vez va más fuerte, shhhhhhhhh silencio, me acerco, voy con mi mano buscando de dónde viene, creo que ya voy encontrando, creo que...creo...que


¡¡¡Es mí corazón que hoy está palpitando, lleno de emoción!!!!


Que bello atardecer he tenido, la música me ha llenado todo el espacio... hoy nuevamente Respiro.


Anouna

jueves, 3 de diciembre de 2009

Hoy

Si yo te contara, mi vida, ¿Importaría? Es posible que no, es posible que si, de todos modos tengo la necesidad de ir dejando mi huella estacionada en algún lugar, y si la lees, bueno…ya serás parte de ella, de un modo bastante particular.

Hoy por ejemplo tengo la impresión de un día bueno, no siempre es así, no siempre logro que el día se haga totalmente mi amigo. Se nubla, se opaca, se omite, se hace terrible. Pero, hoy, me ha dado el respiro que tiene la brisa suave que entra por mi ventana, con un cielo tan azul que dan ganas de volar, no tengo esa facultad físicamente, pero en mis sueños con los ojos abiertos, puedo ir donde quiera hoy, de hecho, creo que haré un viaje fugaz a la playa, que para algunas cosas no tenemos más que tener la suficiente valentía para dejar el cuerpo, y largarnos a cualquier parte.

Hoy necesito mar, agua fría en mis pies desnudos, que tocan la arena tibia antes de llegar a las olas que pasean por las orillas. Estoy sola, esa sensación de que todo es solamente para mí, en ese instante. Que puedo abrazar al viento, y dejar que bese y acaricie mi pelo, sin que tenga que esconder la grato que eso se siente. En mi cara luce una sonrisa de tanta satisfacción que no cabría en otra cara. Tengo arena blanca en mis manos mojadas, y un murmullo de canto de mar en mis oídos, una canción que me resulta conocida, pues, ya la he escuchado antes, y la interpreto en el silencio que me llena, que me traspasa en suavidad. Pienso, que no necesito nada más que ese momento, dejando el horizonte perdido en la lejanía, como invitándome a conocer lo que hay más allá de lo que puedo ver. Sería genial poder ir en un barco, llenando de aguas y mas aguas todo lo que me rodeara, no sentiría temor, al menos eso pienso parada en la orilla.

Me tumbo en la arena y pienso que un día todo fue roca sólida, y creo que un día yo también estaré así, que mi roca interior también un día será solo polvo que llevará el viento, o que se juntará a otros arenales para hacer una playa. Una gaviota pasa diciendo que le pertenece el cielo, y yo dejo que se lo crea, total, yo también creo que estoy ahí.

Me quedo la tarde entera, hasta que llega la luna con su noche de la mano. Las estrellas comienzan a abrir sus ojos, y bostezan de sueño. Me doy cuenta que es momento de volver a casa. Un cuerpo me espera junto a una taza de café, en una mañana de cielo azul y brisa que entra por la ventana.

Anouna