miércoles, 24 de marzo de 2010

Aprender



Hace días que estoy tratando de hacer una entrada en este blog, no me ha sido fácil. Hubo instantes después de este tiempo de temblores, terremoto, maremoto, noticias, etc. en que sentí la fragilidad de la vida; no, no siempre se percibe su fragilidad, hasta que algo nos remece; es cierto que se tiene conciencia de que la vida es algo que puede ser frágil, pero no se dimensiona en su totalidad, hasta que algo sucede. No sé cómo explicarlo, suceden tantas cosas después de un remezón de todo tipo, ya sea físico, emocional o espiritual. Creo que una catástrofe, nos mueve en todas las esferas que nos componen, volver a dejar sin temblores internos cada una, es todo un desafío posterior.


La calma va retornando, y si se hace un poco esquiva, somos cada uno responsables de hacernos el ánimo de buscarla. Hay tiempo para todo, y después de algo tan fuerte, es tiempo de ir poniendo todo en su lugar. De una u otra forma hay que tratar de sacar las angustias, los temores, las inseguridades, etc. Y cada cual buscará su forma de hacerlo.


Mis hijos por ejemplo, buscaron sus amistades; se juntaron cada día para conversar, para reír, para contar en qué estaban al momento del terremoto. Ha sido la única experiencia que han tenido en remezón, al menos de tierra; y cada uno tuvo su propia visión y forma de enfrentarlo.


El día del terremoto, mi hijo mayor de 18 años, no estaba en casa, él había ido al departamento de una amiga a más menos una hora de viaje de nuestra casa. No saber nada de él fue angustiante, los teléfonos móviles no funcionaban. Luego cuando ya nos reunimos todos, y cuando nos comenzamos a relajar, fueron saliendo los detalles. Mi hijo estaba en el décimo piso, junto a dos amigas en el departamento, ¿cuál fue la reacción de los chicos? ¡Saltar! Saltaron todo lo que pudieron mientras el sismo estuvo en su momento Peak, dijeron que así se sentía menos, o algo así. Supimos de otros jóvenes que se encontraban en la zona cordillerana, muy cerca de lo que fue el epicentro; ¿qué hicieron estos chicos? Estando en un lugar abierto, zona de camping, entre cerros, árboles y río; se tiraron al suelo, de espaldas, para sentir el movimiento de la tierra contacto a contacto. Dijeron que la experiencia había sido impresionante. Cuando le han preguntado a algunos niños sobre el Terremoto, ellos dicen que pensaban que la mamá y el papá, estaban bailando. Cuan diferente podemos vivir una misma experiencia, o similar, con tantas formas de enfrentarla, y contarla.


Ya comenzaron las clases y cada cual está retomando su labor. Ha seguido temblando, y las zonas afectadas siguen afectadas, pero con mucha esperanza; claro, con dolor, y el recuerdo de ese instante, que fue más bien un horror para muchos.


Todos los que vivimos la experiencia entre los límites que fue; de una forma u otra, más cerca o más lejos, con mayores desgracias, menos, o sin desgracias. Algunos encontraron la experiencia como asombrosa, otros como un terrible momento, y otros sumamos otro terremoto al recuerdo.


Lo cierto es que hubo un quiebre, hubo un antes y un después; Y ahora hay que retomar desde donde hemos quedado, para algunos será más fácil para otros complicado, pero debemos seguir avanzando, todo nos debe enseñar.


Quiero aprender de los jóvenes, ellos tienen un modo práctico de hacer las cosas, sin dejar de ser sensibles, solidarios y compasivos. Los jóvenes, fueron los primeros en estar en todo, lo más completos posibles. Esa bella forma de compartir los sentimientos, las emociones, la risa, el nerviosismo, las experiencias, los miedos, los terrores, las impaciencias, la calma. Ellos se juntaron con sus pares, para compartir el momento, algo que de pronto a los más adultos, nos cuesta tanto; más bien nos encerramos en mundos individuales, tratando de ocultar todas las emociones, lo que se siente, lo que se sintió, lo que se conmovió, lo que no; Y luego nos preguntamos, ¿Porqué es tan difícil avanzar? ¿Por qué nos sentimos tan solos, por qué cuesta arribar y salir de los tiempos duros?


Hay que aprender de los jóvenes, creo que ellos tienen una forma de ver las cosas, que nos puede ayudar a los más mayores a relajarnos un poco más.

Sí, para algunos costará más poder recomponer todas las áreas afectadas por el terremoto y los temblores, dado las diferentes formas de vivirlo y el grado de daño que nos causó. Todo tiene su tiempo, es cierto. Y creo que ahora es el tiempo, de aprender de los jóvenes y volvernos un poco a ellos, para mirar con su mirada, práctica, sin dejar de ser sensibles, solidarios y compasivos; con ellos, entre ellos y con otros.

Anouna


martes, 2 de marzo de 2010

Noticias


Queridos amigos, les agradezco sus saludos. Estamos bien mi familia y yo y todos mis cercanos, hasta donde hemos podido saber. Ha sido un terremoto muy fuerte y muy dañino. En Santiago, ciudad capital, donde vivo fue muy fuerte, de larga duración, ha sido el segundo terremoto más fuerte de la historia en Chile. El lugar más afectado es una zona cercana, más al sur de nuestro país, ahí hay devastación total. Muchos muertos, eso es lo más triste, la cantidad de vidas perdidas en tan pocos minutos. Hay zonas totalmente destruidas, además de las zonas costeras que sufrieron con un fuerte maremoto. Lentamente se están reestableciendo, al menos aquí en Santiago, lo que son los servicios básicos. Luz, agua, comunicaciones. Pero todo está muy racionado, no teníamos nada hasta hace poco, y no sabemos por cuánto durará todo el servicio, de echo nos avisaron que nos cortarán el agua por 3 días. Hay pocos víveres en supermercados, y no ha llegado la luz y agua a otros lugares, en especial la zona afectada por el epicentro. Ha sido algo muy grande.

Les abrazo a todos, no puedo por tiempo contestar todos los correos y saludos, sepan que mi familia está bien y yo igual. Tristes por los que han sufrido perdida total tanto en familia, como en casas. Eso es lo más triste.

Abrazos, Muchas Gracias.

Anouna